SUELOS DE MADERA, TARIMA O PARQUET.
Son las dos opciones principales en cuanto a suelos de madera para el hogar. La tarima y el parquet tienen sus diferencias y debes valorar cual te gusta o te conviene más en tu casa, vemos algunas características:
Tarima flotante
En la tarima, las maderas no entran en contacto directo con el suelo. Es la estructura más tradicional y antigua, y se puede encontrar en viejos caseríos o en edificios de los cascos antiguos de las ciudades. Las piezas, que se clavan sobre rastreles, son largas y gruesas y se colocan una a una y machiembradas entre sí. La colocación es una operación costosa, ya que a pesar de que la tarima no precisa una base perfectamente lisa -la solera se adapta hasta conseguir una completa horizontalidad- se requiere necesario mucho tiempo para instalarla.
La ventaja de este suelo es que dura mucho, porque los tablones son siempre de primera calidad y aunque se deba lijar para recuperar el aspecto perdido por el paso del tiempo, el grosor permite que no sufra un desgaste perceptible. Además, la cámara de aire que queda entre el suelo y la solera favorece la ventilación y controla los excesos de humedad que perjudican a la madera.
Parqué pegado
Tuvo una implantación masiva en las construcciones de hace tres décadas y desde hace unos años vive una época de recesión en ventas. Son láminas de madera que se adhieren al cemento con una cola especial de carpintero. Para que el terminado sea satisfactorio, el suelo ha de estar perfectamente nivelado. La estética de este tipo de estructura es muy atractiva, ya que permite diversos dibujos y alternancia en las gamas de colores. Si el parqué pegado es de buena calidad, aguanta sin temor los lijados. Debe controlarse la humedad, para que el parquet no se vea dañado.
Parqués flotantes
Este tipo de suelo es el más común en las viviendas de reciente construcción. Son piezas de madera largas que no se pegan ni se clavan al suelo, sino que se apoyan sobre una membrana de neopreno. Se encola el machiembrado o se unen con las otras mediante autotrabado o clips metálicos. La gran ventaja del parqué flotante es su calidad y acabado, puesto que se compone de piezas que ya han sido barnizadas y pegadas en los talleres con tecnología de precisión.
Resultan muy apropiadas para rehabilitaciones, sobre pavimentos existentes o para lugares de mucho tránsito, ya que el material puede recuperarse fácilmente. Hay un tipo de parquet flotante que no es madera pero la simula, que se ve con frecuencia en comercios y oficinas, lugares en que la vida del suelo tiene menos importancia que en un hogar. Es más económico, pero no puede restaurarse: cuando se estropea hay que cambiarlo.
Tarima flotante
En la tarima, las maderas no entran en contacto directo con el suelo. Es la estructura más tradicional y antigua, y se puede encontrar en viejos caseríos o en edificios de los cascos antiguos de las ciudades. Las piezas, que se clavan sobre rastreles, son largas y gruesas y se colocan una a una y machiembradas entre sí. La colocación es una operación costosa, ya que a pesar de que la tarima no precisa una base perfectamente lisa -la solera se adapta hasta conseguir una completa horizontalidad- se requiere necesario mucho tiempo para instalarla.
La ventaja de este suelo es que dura mucho, porque los tablones son siempre de primera calidad y aunque se deba lijar para recuperar el aspecto perdido por el paso del tiempo, el grosor permite que no sufra un desgaste perceptible. Además, la cámara de aire que queda entre el suelo y la solera favorece la ventilación y controla los excesos de humedad que perjudican a la madera.
Parqué pegado
Tuvo una implantación masiva en las construcciones de hace tres décadas y desde hace unos años vive una época de recesión en ventas. Son láminas de madera que se adhieren al cemento con una cola especial de carpintero. Para que el terminado sea satisfactorio, el suelo ha de estar perfectamente nivelado. La estética de este tipo de estructura es muy atractiva, ya que permite diversos dibujos y alternancia en las gamas de colores. Si el parqué pegado es de buena calidad, aguanta sin temor los lijados. Debe controlarse la humedad, para que el parquet no se vea dañado.
Parqués flotantes
Este tipo de suelo es el más común en las viviendas de reciente construcción. Son piezas de madera largas que no se pegan ni se clavan al suelo, sino que se apoyan sobre una membrana de neopreno. Se encola el machiembrado o se unen con las otras mediante autotrabado o clips metálicos. La gran ventaja del parqué flotante es su calidad y acabado, puesto que se compone de piezas que ya han sido barnizadas y pegadas en los talleres con tecnología de precisión.
Resultan muy apropiadas para rehabilitaciones, sobre pavimentos existentes o para lugares de mucho tránsito, ya que el material puede recuperarse fácilmente. Hay un tipo de parquet flotante que no es madera pero la simula, que se ve con frecuencia en comercios y oficinas, lugares en que la vida del suelo tiene menos importancia que en un hogar. Es más económico, pero no puede restaurarse: cuando se estropea hay que cambiarlo.
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